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La carretera prefiere a los Jóvenes

Es difícil conformarse con reducir a cifras el pavoroso balance de
los accidentes de carretera en España, pero al final de cada año es
necesario confeccionar la oportuna estadística, de la que se encargan los
organismos competentes. Y si bien cada muerte es una tragedia personal y
familiar, a la postre es sólo un número en el cómputo final de cada año.
26,32 millones de vehículos forman el parque automovilístico español,
resultando que por cada millón de vehículos murieron en las carreteras 133
personas, que representa la cifra más baja en los últimos veinticuatro
años.
De los 3.511 muertos en las carreteras españolas, 81 eran menores de
14 años; 88, entre 15 y 17; 212, entre 18 y 20; 328 de entre 21 y 24; 801,
de 25 a 34; 514, entre 35 y 44; 423, entre 45 y 54; 320, de 55 a 64; 482,
de más de 65, y 262 de edad desconocida.
Vistas las cifras, es peligroso ser joven y viajar. Es más peligroso
ser joven. Por eso las Compañías de Seguros se ceban con los jóvenes y
aplican unas tarifas prohibitivas cuando se trata de garantizar riesgos de
los menores de veintimuchos años.
Llama la atención que, a pesar de todos los esfuerzos y campañas, 713
de los muertos en turismos no llevaban puesto el cinturón de seguridad (el
38,17%), igual que el 39,6% de los fallecidos en furgoneta (84 personas),
ni tampoco llevaban casco el 13,4% de los fallecidos en motocicleta (31
personas).
Las cifras sólo son eso, cifras, y no aportan la expresividad de lo
cercano; no tienen nombre y apellidos. Pero si hablamos de 3.511 muertos,
hablamos de otras tantas familias o pequeñas comunidades rotas por el
dolor. Y hablamos de 1.510 familias o pequeñas comunidades rotas en su
comienzo o antes incluso de ser establecidas.
La carretera los prefiere jóvenes. Pero a la carretera, no lo
olvidemos, podemos y debemos controlarla.
G.D.